La tecnología invade el fútbol
Una reflexión sobre el potencial de fútbol para promover valores positivos y contribuir a la construir un mundo mejor: una poderos herramienta para fomentar la confianza, respeto y la colaboración.
Un actor invisible
5/23/20165 min read
Dos aspectos son esenciales para entender la filosofía de las Reglas de Juego y el objetivo de su actualización permanente: (1) hacer del fútbol un deporte universal, capaz de ser practicado por cualquiera independientemente de su edad, sexo, categoría, procedencia, ya sea a nivel profesional o amateur, en competición internacional o en el patio de un colegio; (2) proteger la esencia del juego, la componente más emocional, la que mueve a las masas, y que no es otra que el 'gol'.
#Confianza #Arbitraje #TomaDeDecisiones #Incomodidad
El cambio: la necesidad de adaptación
La International Association Football Board (IAFB) anunció en su última reunión ‘el mayor cambio de sus reglas de juego’ para la próxima temporada. Desde su primera versión, en 1863, las Reglas de Juego han sufrido periódicas modificaciones y siempre han sido muy moderadas, en línea con el fuerte arraigo por la tradición que siempre ha tenido el fútbol.
Así pues, la adaptación del fútbol al entorno actual y su apertura al uso del vídeo es un paso importante, pero habrá que mantener las debidas cautelas y ver si cumplirá con las expectativas de jugadores, técnicos y aficionados. Probablemente no lo haga, al menos a corto plazo, pues las modificaciones son previsoras y se reservan el uso del vídeo para casos objetivos, o fácilmente objetivables. Pase lo que pase, a favor o en contra, seguirán existiendo los intensos e interminables debates en torno a si debió de ser expulsión o no, o si la mano fue voluntaria y el árbitro debió de pitar un tiro penal o no.
La IFAB ha aprobado 96 cambios en total, que atienden demandas del propio juego y aquellos que lo practican. La gran mayoría responden a la simplificación del propio texto de las reglas y de su estructura, si bien, el más destacable es el que abre la puerta al uso del vídeo por el equipo arbitral para tomar decisiones sobre acciones durante el desarrollo del juego.
El fútbol ha sido, aún lo es, un deporte muy cerrado al uso de la tecnología, especialmente en que se refiere a la labor del árbitro durante el partido: hasta el año 2000 no se empezaron a usar sistemas de intercomunicación durante el partido (en la final del mundial de Alemania, en 2006, el árbitro expulsó a Zidane por una acción que pudo ver y le comunicar el cuarto árbitro); en 2012 aparecieron los primeros sistemas homologados por la Fédération Internationale de Football Association (FIFA) para determinar si un balón traspasó o no la línea de gol (polémicas que se arrastran desde la final del mundial de 1966). Otros ejemplos son los dispositivos para obtener datos sobre el rendimiento de los deportistas y su posterior análisis, o nuevos materiales aplicados en los equipamientos e instalaciones.
A pesar de ello y a diferencia con otros deportes, el uso del vídeo para poder analizar situaciones de juego y tomar decisiones se ha resistido. Hasta ahora. No obstante, la IFAB y la FIFA mantienen importantes cautelas, y es que solamente se estudiará usar el análisis de vídeo en cuatro casos: determinar si el traspasó la línea de gol, si el árbitro confundió la identidad de un jugador, en expulsiones y en penales. Y por ahora solo modo prueba.
Uno de los grandes argumentos (oficiales) en contra del uso del vídeo ha sido que el desarrollo del juego, su continuidad, no se viera penalizada. El otro gran argumento (populista en este caso) ha sido la capacidad de que los organizadores de las diferentes competiciones pudieran condicionar las actuaciones arbitrales y con ello los resultados de los partidos y de los torneos.
Sin entrar a valorar las diferentes argumentaciones, sí que es necesario resaltar un aspecto importante y que condiciona el uso del vídeo, y es la subjetividad de las Reglas de Juego en algunos aspectos. El uso de las manos, o la sanción disciplinaria (amonestaciones y expulsiones) en función de la fuerza con la que un jugador cometa determinadas infracciones, son ejemplos que el nuevo texto de las reglas conserva. Muchos debates se generan en torno a estas situaciones, potenciados además porque son acciones habituales y numerosas durante un partido.
Un ejemplo de ello: dictan las reglas que un jugador deberá ser sancionado por tocar el balón con la mano o el brazo (salvo el portero dentro de su área de penal) si lo hace de forma voluntaria. Pero, ¿qué es una acción voluntaria? ¿Cómo se puede diferenciar a ciencia cierta la acción voluntaria de la involuntaria? ¿Cómo saber si el jugador pudo o no controlar su comportamiento? Los matices son muchas veces tan sutiles que es muy difícil de saberlo.
Hasta ahora, las herramientas de que dispone el árbitro son su experiencia, el entrenamiento, el nivel de preparación y concentración y la claridad de ideas. Con todo ello le es más fácil aproximarse a la decisión correcta, teniendo en cuenta que está llamado a evaluar comportamientos basados en procesos mentales condicionados por contextos altamente competitivos, en los que se reconoce y se prima ‘el ganar’, casi cómo sea, sobre todo lo demás.
Está por ver en qué medida ayudará al árbitro el uso del vídeo en la toma decisiones, cómo se altera el desarrollo de un partido y en qué medida el balance resulta positivo para el espectáculo y es aceptado. El árbitro tendrá más información para tomar decisiones, el nivel de acierto aumentará, pero, al menos de momento, siempre habrá hueco para la interpretación y, en consecuencia, para la disparidad de criterios. Aun ajustándose siempre al texto y a la filosofía de las Reglas de Juego.
Te propongo un reto: un ejercicio de empatía
Visualiza las siguientes jugadas y decide si fueron acciones voluntarias o no, esto es, si fueron falta o no falta.
Para decidir si tocar el balón con la mano o el brazo es falta solamente hay que valorar la voluntariedad de la acción y no las consecuencias que pudiese tener, como por ejemplo si se evita que un jugador se haga con el balón, o incluso si el balón entraba o no en la portería.
Igual te ayuda contestar a estas preguntas para tomar la decisión:
¿Se dirige la mano o el brazo claramente al balón o es el balón el que va hacia la mano o brazo?
¿Provoca el jugador que el balón contacte con su brazo?
¿Trata el jugador de impedir que el balón pase ocupando espacios con sus brazos o moviéndolos de forma antinatural?
¿Tiene el jugador posibilidad de quitar el brazo o la mano para que el balón no lo golpee?
¿Y de mantener o poner el brazo para que el balón contacte con éste?
¿Es la acción tan rápida que es muy difícil que el jugador pueda reaccionar conscientemente?



Vídeo 1
Vídeo 2
Vídeo 3
¿Qué te ha parecido? ¿Te ha resultado sencillo? ¿Lo harías en un partido oficial, te atreverías?